
«Quiero pensar en silencio, en calma, con tiempo, sin ser interrumpida, sin tener que levantarme del sillón, quiero deslizarme sin dificultad de una cosa a otra, sin ningún sentimiento hostil, sin ningún obstáculo.»
Virginia Woolf
Por una sociedad que lucha por la igualdad de derechos y oportunidades, desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, se conmemora el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Una fecha cargada de simbolismo y de reivindicaciones por la igualdad real y que, en esta ocasión, se ve atravesada por el insólito contexto de la emergencia sanitaria en que nos encontramos. Además de, por supuesto, suponer un día para recordar todos los avances y reivindicar el trabajo que aún queda por hacer ante las desigualdades que continúan produciéndose entre hombres y mujeres en todo el mundo. ¿Qué opináis al respecto?
Pero, la Covid-19 ha sacado a la luz desigualdades enquistadas en nuestra sociedad que no resultaban tan evidentes. En particular, la pandemia ha demostrado la dependencia que, como comunidad, tenemos de las mujeres, tanto en los servicios esenciales como en el ámbito del hogar; así como, en general, ha evidenciado las desigualdades estructurales en todos los ámbitos: económico, sanitario y de protección social, entre otros.
De nuevo, desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, se indica que varios estudios científicos han concluido que las mujeres han sufrido y siguen sufriendo un deterioro de su salud mental en el contexto de la pandemia, presentando un mayor estrés y más trastornos depresivos o de ansiedad, a consecuencia del entorno laboral y las cargas derivadas de los roles de género, como los cuidados, también los emocionales.

Frente a esta situación delicada, sino difícil se revela la empatía como una de las herramientas fundamentales para avanzar hacia una verdadera igualdad. Sobre todo, dadas las circunstancias actuales.
Las niñas de hoy en día así lo ven y así han querido reflejarlo sentadas en el icónico sillón rojo de Mujeres que cuentan que ha facilitado Grupo EROSKI. En este espacio tenemos la oportunidad de descubrir las historias de 19 profesionales que ejemplifican la gran capacidad de la mujer en cualquier ámbito. Mujeres que siguen actuando, pese a las adversidades, como referentes para esas niñas que, en el día de mañana, serán lo que se propongan ser. Puedes conocer las historias completas en https://lnkd.in/dQbabVu, ¡os invito a descubrirlo!
Pero, ¿qué se puede considerar como verdadera empatía? Ser empático es sentir al otro; supone realizar un esfuerzo por tratar de ponerte, de verdad, en el lugar de la otra persona, permitiéndo(te) ser comprensivo, solidario, generoso y compañero.
¿Cómo? Si queréis desarrollar un poco más vuestro lado empático, os facilito algunas indicaciones. No sólo de cara a estos tiempos, ¡sino siempre!

Y recordad, conseguir este grado de compromiso no es fruto de estar unidos durante una temporada, como puede ser la pandemia; es fruto de la educación en valores que recibimos desde que somos pequeños, sin agentes externos que las distorsionen.
Además, tal y como señalan @pericoherraiz y @patri_psicologa, para ser más empáticos, sino compasivos debemos pensar más en los demás y menos en nosotros mismos. Tener un corazón más grande. Nos ayudará si somos más conscientes de lo que tenemos y somos; si valoramos más nuestras capacidades y posesiones. Por ejemplo, cuanto más valore mi capacidad de ver, de mirar la realidad, los colores, sino la naturaleza, más compasión tendré cuando me encuentre con una persona invidente. Las personas más compasivas, además de sentir pena por el dolor ajeno, poseen también la capacidad de disfrutar más de lo que tienen. El agradecimiento y la compasión van de la mano.
Ahora, seremos más empáticos, sino compasivos si evitamos huir del dolor ajeno y permanecemos en contacto con situaciones de sufrimiento de la gente. No hay que rechazarlas, aunque no sean de buen gusto. Nos educa la mirada y nos ayuda a sentir en los demás.
En este caso, en torno a la crisis de la pandemia en general y en relación al 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer en particular, os invito a pensar en lo siguiente desde la empatía y la compasión: las medidas restrictivas, los cierres de los centros educativos, de los centros de día y otros recursos asistenciales para el cuidado y la atención a niños, niñas, adolescentes y personas dependientes, ha recortado también los derechos de las mujeres, ya que es en ellas sobre quien más recaen los cuidados.
Si antes de la pandemia las mujeres asumían más del doble del trabajo de cuidados no remunerado, esta cifra es previsible que haya crecido en los últimos 12 meses, según el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Esta labor esencial es un impulsor de desigualdad, al no ser asumida con una distribución equitativa, y está estrechamente relacionada con otras cuestiones como la brecha salarial o la carga mental, con sus importantes repercusiones a nivel psicológico.
¿Qué tal si nos esforzamos por ser más comprensivos, solidarios y generosos, sino compañeros, y tratamos de ponernos en los zapatos de tantas mujeres atravesadas por esta situación? Para dar cuenta, de nuevo, sobre qué piensan, qué les motiva o qué les puede estar provocando dolor y, entonces, poder acompañarles más y mejor en este camino, sino proceso de cambio.
Para terminar, se subraya, sino insisto, en la importante tarea que tenemos por delante de reconstrucción social y económica. Desde el Consejo General de la Psicología y el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid se considera imprescindible que las administraciones incorporen la perspectiva de género para corregir las graves repercusiones que el Covid-19 ha tenido sobre las mujeres. La violencia de género y el reparto equitativo y corresponsable de los cuidados, pero también propiciar la participación de las mujeres en este proceso puede ser una importante oportunidad para que esta terrible vivencia no suponga un retroceso en los derechos de las mujeres, sino todo lo contrario. Un camino hacia la igualdad real, desde la empatía.
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Por: Ana Delia Romeo Bonet
Psicóloga General Sanitaria. Núm. Colegiada: A-02974